Bolitas blancas, puntos negros y miliums en la cara: qué son y cómo eliminarlos
¿Alguna vez te has mirado al espejo y has pensado: “¿Qué son estas bolitas blancas que tengo en la cara?”, “¿Por qué tengo tantos puntos negros si me limpio bien?” o “¿Por qué no se van estos puntitos en la nariz?”. Spoiler: no todos los granitos o marcas en la piel son iguales. Y por eso mismo, tampoco se tratan igual.
Hoy te explico cómo identificar correctamente las lesiones más comunes que aparecen en la piel del rostro y, lo más importante, cómo eliminarlas sin dañar tu piel. Vamos a hablar de comedones cerrados, puntos negros, filamentos sebáceos y miliums. Te aseguro que, una vez termines de leer, vas a mirar tu piel con otros ojos.
Comedones cerrados: esos puntos blancos que no se pueden apretar
Los comedones cerrados son esas pequeñas bolitas blancas que ves debajo de la piel, como si fuera grasa acumulada que no sale. Son lesiones que se forman cuando el poro se tapa completamente y el sebo queda atrapado dentro. Como el poro no está abierto, ese contenido no se oxida ni cambia de color, por eso se ven blancas. Lo complicado es que no se pueden apretar ni extraer en casa: están completamente cubiertas por piel y forzar su extracción solo lleva a irritación, marcas o incluso pequeñas cicatrices.
Para tratar los comedones cerrados de forma eficaz, lo más indicado es acudir a una limpieza profesional. Estos comedones están completamente cubiertos por piel, lo que impide que el contenido salga de forma natural. Por eso, lo ideal es combinar una extracción manual hecha por un profesional con tecnologías avanzadas que preparan la piel y facilitan el proceso.
Sistemas como Hidrofacial, Aquapure o Dermalinfusion son muy útiles en estos casos porque ayudan a ablandar la capa superficial de la piel, exfoliar en profundidad y limpiar los poros sin agredir la piel. Estas tecnologías utilizan una combinación de succión, hidratación y principios activos que permiten trabajar de forma más eficaz sobre los comedones cerrados. Aun así, cuando están muy enquistados o profundos, suele ser necesario complementar con una extracción manual, siempre realizada por manos expertas para evitar marcas o irritaciones.
Además, para mantener los resultados después de la limpieza profesional, se recomienda seguir una rutina facial en casa que incluya ingredientes como ácido salicílico o retinoides suaves, que ayudan a prevenir que el poro vuelva a taponarse. Un buen limpiador diario y protección solar también son clave para mantener la piel sana y libre de nuevas obstrucciones.

Comedones abiertos o puntos negros: el clásico que nunca se va solo
Los comedones abiertos son más conocidos como puntos negros. A diferencia de los cerrados, aquí el poro sí está abierto, por eso el sebo entra en contacto con el aire, se oxida y se vuelve negro. Es un problema clásico en pieles mixtas o grasas, sobre todo en la zona de la nariz, frente y barbilla. Aunque muchas personas usan parches o limpiezas superficiales, lo cierto es que la mayoría de puntos negros no desaparecen del todo si no se realiza una extracción manual adecuada.
En este caso, además de la limpieza manual, se pueden usar tecnologías complementarias como Aquapure, Dermalinfusion o Hydrafacial, que ayudan a disolver las impurezas en los poros y aspirarlas de forma suave. Pero la clave sigue estando en combinarlo con una rutina que prevenga que vuelvan a aparecer. Aquí son muy efectivos los productos con niacinamida, que minimizan la apariencia de los poros, los geles limpiadores con ácido glicólico o mandélico, que ayudan a mantener la textura lisa, y siempre, protección solar diaria, porque una piel irritada por el sol produce más sebo.
Filamentos sebáceos: no son puntos negros, aunque lo parezcan
Los filamentos sebáceos son esos puntitos grises o marrones que aparecen sobre todo en la nariz. Muchas veces se confunden con puntos negros, pero no son lo mismo. Estos filamentos forman parte del sistema natural de la piel para transportar el sebo. La diferencia es que son más pequeños, regulares y siempre vuelven a aparecer.
Se pueden reducir con limpiezas profesionales, aunque siempre vuelven. Aquí sí que los tratamientos tipo Aquapure o Dermalinfusion funcionan muy bien, especialmente en pieles maduras. Aun así, a veces hace falta una ayuda extra con una extracción manual.

Miliums: los más rebeldes (pero también los más fáciles de confundir)
Los miliums son otro tipo de bolitas blancas, pero a diferencia de los comedones, no están compuestos por sebo, sino por queratina. Son más duros, se notan como pequeñas perlitas bajo la piel y suelen aparecer en zonas como los pómulos, el contorno de ojos o incluso los párpados. No tienen apertura al exterior, por eso no se pueden eliminar ni con limpiezas ni con exfoliación. Tampoco evolucionan a granos ni se inflaman, pero permanecen en la piel durante mucho tiempo si no se tratan.
La única forma eficaz de eliminar miliums es realizar una microincisión con una aguja fina estéril, para extraer el contenido sin dañar el tejido circundante. Este procedimiento debe hacerlo siempre un profesional, porque al ser lesiones tan superficiales, un mal manejo puede dejar marcas visibles o incluso infecciones.
Una vez eliminados, es importante mantener la piel bien exfoliada y usar productos con retinoides suaves para prevenir que se vuelvan a formar.
