En mi piel (Parte I)
Como ya os comenté hace unas semanas en redes sociales, aprovechando esta cuarentena que estamos viviendo, me gustaría que me conocierais un poquito más. Por eso, he escrito una serie de artículos donde abro una puerta más personal a mi vida, como dermatóloga estética y como mujer.
Hoy inauguro una nueva sección muy personal y espero que os guste, ya que van a ser pequeños textos en los que hablaré sobre mi profesión, la faceta como madre, experiencias, y un largo etc.
La idea salió durante la sesión de fotografías y vídeos que realizo cada poco tiempo para tener actualizado el material y el contenido que subimos al blog y a las redes sociales. Espero que os guste la idea de “En mi piel” y recordar, cada uno tiene que habitar en la suya lo más cómodo posible.
Tenemos una oportunidad en estos momentos de DAR lo que podamos, de reflexionar, de leer, etc.
Sé que están siendo días muy duros para aquellos que están solos en casa o personas mayores. Desde aquí mi gran HOMENAJE a todos mis compañeros médicos y personal sanitario. GRACIAS
Conociendo a Carmen Galera
Como todos apreciáis soy de piel clarita aunque me bronceaba, cuando me empeñaba. Me clasifico en un fototipo II-III.
Nunca me gustó el color de mi piel. Siempre tan pálida, con facilidad se me irritaba la piel alrededor de los ojos y de la nariz, y cuando todavía no me maquillaba iba siempre con cara de enfermiza (si… no es broma). Aún hoy, si algún día voy sin nada de color en la piel, me preguntan si estoy mala…
Así que mi mejor solución era ponerme al sol en verano. Y la verdad es que después de mucho esfuerzo, conseguía un tono bronceado suave que me daba aspecto “saludable“.
Me suponía mucho esfuerzo y, por supuesto, enrojecimiento de mi piel (eso significa que me quemaba). Algunas personas solo piensan que se están quemando con el sol cuando ya están completamente achicharradas y están confundidas.
Cuando ya me sentía feliz con mi buena cara y mi piel algo bronceada, venía luego la gente me decía: “que blanca estás ¿no?” “¿pero si has estado en la playa?”, y ya os podéis imaginar mi disgusto.
Todas mis amigas se ponían siempre más morenas que yo, creo que hasta hacíamos competiciones sin decírnoslo.
Sin embargo, cuando comencé a estudiar dermatología en la carrera , fue cuando empecé a coger miedo al sol, sobre todo al estudiar el melanoma. Pero a pesar del miedo, llegaba el verano y no podía resistir ponerme, aunque fuera un poco, al sol.
Y hasta que no empecé la especialidad de dermatología y me di cuenta de lo feas que se ponen las pieles muy expuestas al sol y el envejecimiento que adquieren, no fui consciente y tomé la decisión de no buscar ponerme morena. Así soy yo!
Como mujer presumida fue la estética la que me hizo razonar y no la Salud
De todas formas , para mí fue todo un adelanto empezar a maquillarme, descubrir correctores para alrededor de los ojos. De repente aprendí a sacarme más partido gracias a un sutil maquillaje.
Y entonces apareció otro problema: Mi madre me decía que las personas que se maquillaban a diario se les estropeaba la piel y perdían la luz natural, y yo tenía miedo de que eso me pasase.
Y fue entonces cuando, al empezar a estudiar la especialidad, descubrí que eso no era cierto, que el maquillaje te ayudaba a llevar tu piel más protegida (ya sabéis que yo siempre los uso con spf) y que la falta de luz a la que ella se refería era a la falta de bronceado, que horror, siempre con lo mismo.
El problema lo seguía teniendo en verano al ir a la piscina, que no era cuestión de ir maquillada, pero hasta esto nos lo solucionaron con los protectores con color.
Es cierto que ponerme un vestido blanco en verano y sin mangas… pues no me favorece mucho al estar tan blanca, pero el negro me queda estupendamente! Las que tenemos pieles sin broncear tenemos que sacarnos partido con lo que tenemos …
Y con esto me despido gritando : ¡¡¡Vivan las pieles sin brocear que están más sanas y más bonitas vivan!!!