Si has notado manchas blancas en tu piel y no sabes qué son, no te preocupes, porque no estás solo. Estas manchas pueden deberse a diferentes tipos de pitiriasis, como la pitiriasis versicolor, alba o rosada. Aunque el nombre suena complicado, son afecciones bastante comunes y, en la mayoría de los casos, inofensivas.

La pitiriasis es un término médico que engloba varias afecciones de la piel caracterizadas por la aparición de manchas o lesiones escamosas. Aunque el nombre puede sonar alarmante, en la mayoría de los casos no es grave y suele resolverse con el tiempo o con tratamientos adecuados. Dependiendo de su causa y apariencia, existen diferentes tipos de pitiriasis, cada una con características propias.

La pitiriasis versicolor es causada por un hongo llamado Malassezia, que vive en la piel de manera natural, pero que en ciertas condiciones crece en exceso. Factores como el calor, la humedad, el sudor y la piel grasa pueden favorecer su aparición, generando manchas que pueden ser blancas, rosadas o marrones y que, además, no se broncean con el sol.

Por otro lado, la pitiriasis alba es más frecuente en niños y adolescentes. Se presenta con parches redondeados y escamosos que, cuando desaparecen, dejan la piel más clara. No se sabe exactamente qué la causa, pero se asocia con la piel seca y podría estar relacionada con el eccema.

La pitiriasis rosada es diferente, ya que comienza con una mancha grande, llamada placa heráldica, y después aparecen más pequeñas en el tronco. No se ha identificado con certeza su origen, pero se cree que podría estar vinculada a infecciones virales.

Cómo reconocer los síntomas

Si la piel presenta manchas blancas que no pican, es probable que sea pitiriasis alba. En cambio, si hay descamación leve y las manchas parecen “resistirse” al bronceado, es posible que sea pitiriasis versicolor. Cuando las lesiones empiezan con una única mancha grande y luego se extienden en forma de pequeñas placas rosadas, podría tratarse de pitiriasis rosada.

El tratamiento de la pitiriasis depende del tipo específico que se presente. Algunas formas desaparecen por sí solas, mientras que otras requieren productos específicos para controlar los síntomas y prevenir su reaparición. Aquí te explico en detalle cómo tratar cada una.

Pitiriasis versicolor: Para tratarla, se suelen usar cremas antifúngicas con ingredientes como ketoconazol o clotrimazol. También hay champús específicos que puedes aplicar en la piel, dejándolos actuar unos minutos antes de aclararlos. Si el hongo está muy extendido, el dermatólogo puede recetar pastillas antifúngicas que actúan desde dentro.

Lo malo es que, aunque el hongo muera rápido, la piel puede tardar semanas en recuperar su color. Aquí es donde los tratamientos estéticos pueden ayudar. Un peeling químico suave o sesiones de láser pueden acelerar la regeneración de la piel y unificar el tono.

Pitiriasis alba: Lo mejor que puedes hacer es hidratar la piel todos los días con cremas que contengan ceramidas, glicerina o ácido hialurónico. Si hay inflamación o la piel se ve muy irritada, los dermatólogos suelen recomendar corticoides suaves en crema, pero siempre por poco tiempo.

Si las manchas llevan meses sin irse y te preocupa el tono desigual de la piel, en la clínica se pueden hacer tratamientos como mesoterapia con vitaminas y ácido hialurónico o radiofrecuencia fraccionada, que ayudan a estimular la regeneración celular y mejorar la pigmentación de la piel.

Pitiriasis alba: Este tipo a veces pica y otras no, pero lo cierto es que puede tardar semanas en desaparecer.

Aquí no hay un tratamiento específico porque se cree que está relacionada con virus, así que solo queda esperar a que pase. Si pica, los antihistamínicos o cremas calmantes con calamina pueden ayudar. También es recomendable usar jabones suaves y evitar duchas muy calientes, porque el calor puede empeorar la irritación.

Si después de que desaparezca la erupción quedan marcas o la piel no recupera su tono uniforme, tratamientos como el láser de baja potencia o la luz pulsada pueden ser una gran opción para acelerar la recuperación de la piel.

La higiene es clave para mantener la piel en equilibrio. Ducharse regularmente, especialmente después de sudar, y secar bien la piel ayuda a prevenir la proliferación de hongos. Usar ropa de algodón y evitar prendas ajustadas permite que la piel respire y reduce la acumulación de humedad. También es importante mantener la piel hidratada con cremas adecuadas y, aunque en algunos casos la exposición solar ayuda, siempre es necesario usar protección para evitar daños mayores.

Si las manchas blancas no desaparecen con el tiempo o los tratamientos básicos, si se extienden rápidamente o si causan incomodidad, es mejor consultar a un dermatólogo. Un diagnóstico adecuado es fundamental para determinar la causa exacta y evitar confundir la pitiriasis con otras afecciones de la piel.

Las manchas blancas pueden ser molestas, pero tienen solución. Mantener una rutina de cuidado de la piel y estar atentos a cualquier cambio hará que sea más fácil tratarlas y prevenirlas.