Hoy quiero compartir con vosotros una reflexión sobre la belleza ya que, como dermatóloga estética y dedicándome a mejorar la piel para vernos más guapas exteriormente, creo que es un tema que nos viene al pelo.

Doy por supuesto que tanto para vosotros como para mí, es mucho más importante la belleza interior, que refleja, sobre todo, la bondad de las personas, que es lo que nos atrae a ellas y nos saca una sonrisa en el alma. Curiosamente la belleza interior la intentamos cultivar poco, los humanos somos así…

En cuanto a la belleza exterior he descubierto que está muy alejada de la perfección. Un rostro bello empieza por una piel bonita y cuidada, pero eso no quiere decir que sea perfecta.
Me explico mejor a qué viene esta reflexión.

Todo esto viene a que hace unos días en un evento me encontré con una persona de cierta edad, rodaba unos 70 años y tenía una piel perfecta, es decir, sin arrugas, sin manchas y sin nada absolutamente nada de flacidez. (No estoy haciendo esto por criticar, sino como una de mis reflexiones).

¿Creéis que me pareció Bella? Pues si os soy sincera no, fue algo que me resultó extraño y para nada atrayente.

La persona en cuestión no estaba ni inflada por rellenos ni tenía expresión rara. No le podía poner ninguna pega en ese sentido, simplemente estaba tan híper perfecta que no resultaba atractiva, al menos para mí.

Me planteé si esos resultados y esa piel tan perfecta sería resultado de múltiples cirugías. No lo sé, el caso es que no me gustó nada.

Sabéis que soy muy partidaria de cuidarnos y de ser la mejor versión de nosotras mismas, pero no soy nada partidaria de que estemos perfectas, definitivamente la perfección no es bonita, al menos para mí. ¿Qué es para ti la perfección?