¿Qué son los lunares?¿Cuáles son peligrosos?¿Cuándo acudir al dermatólogo?
Hace ya unos años que os escribí un post explicándoos sobre los lunares y cuándo acudir al dermatólogo. Pero ahora que se va acercando la primavera, el solecito, el calorcito… en general, el buen tiempo, lo que nos gusta a nosotros estar en la calle, expuestos al sol…
Y… ya sabéis lo que me gusta a mi que disfrutéis, pero que disfrutéis sin tener ningún tipo de problemas. Por eso estoy siendo una pesada (como siempre), avisándoos de qué es lo que necesitáis en esta época del año (bueno, en esta y en todas)… pero hoy no es el día que he escogido para hablar sobre protectores… podéis respirar…. de momento 🙂
¿De qué vamos a hablar? Pues de estas tres preguntas que veis en el título del post… ¿Qué son los lunares?¿Cuáles son peligrosos?¿Cuándo debemos acudir al dermatólogo?
¿Qué son los lunares?
Los lunares en la piel son pequeñas marcas que pueden variar en color, tamaño y forma. Son extremadamente comunes y, la mayoría de las veces, inofensivos. Sin embargo, entender los diferentes tipos de lunares y saber cuándo podrían ser motivo de preocupación es crucial para nuestra salud dermatológica.
¿Cuáles son los peligrosos?
Existen varios tipos de lunares, clasificados principalmente por su apariencia o por cómo y cuándo aparecen en nuestro cuerpo.
Los lunares congénitos, por ejemplo, están presentes desde el nacimiento y pueden variar en tamaño. Los lunares adquiridos aparecen después del nacimiento, a menudo hasta los 20 años de edad. Estos últimos son generalmente pequeños y tienen menos probabilidades de desarrollar melanoma, un tipo de cáncer de piel.
La mayoría de los lunares son benignos, pero algunos pueden transformarse en malignos. El melanoma es el tipo más peligroso de cáncer de piel y puede originarse en un lunar preexistente o aparecer como una nueva lesión.
Para identificar posibles problemas, los dermatólogos recomiendan seguir la regla del ABCDE para examinar tus lunares:
- Asimetría: La mitad del lunar no coincide con la otra.
- Bordes: Los bordes son irregulares, borrosos o dentados.
- Color: El color no es uniforme y puede incluir diferentes tonos de marrón, negro, rosado, blanco o azul.
- Diámetro: El lunar tiene más de 6 mm de diámetro (aproximadamente el tamaño de un borrador de lápiz).
- Evolución: Cambios en el tamaño, forma, color o elevación del lunar, o síntomas nuevos como sangrado, picazón o costras.
Si observas cualquier cambio en tus lunares o detectas características inusuales siguiendo la regla del ABCDE, es fundamental acudir a un dermatólogo. La detección temprana y el tratamiento son clave para prevenir el desarrollo de melanoma.
Además, es importante realizar autoexámenes de piel regularmente y acudir a chequeos dermatológicos anuales, especialmente si tienes un historial familiar de cáncer de piel, muchos lunares o lunares atípicos, conocidos también como nevus displásicos, que tienen un mayor riesgo de convertirse en melanoma.
Mientras que la mayoría de los lunares son benignos, estar atentos a cambios y características inusuales es vital. Un enfoque proactivo y chequeos regulares con un dermatólogo pueden hacer una gran diferencia en la detección temprana del melanoma y otras condiciones de la piel, asegurando un tratamiento oportuno y efectivo.