Hace unas semanas ya que inauguramos una sección hablando sobre por qué me hice Dermatóloga, después os hablé de por qué escogí Talavera de la Reina como ciudad para vivir y establecer mi Clínica de dermatología.

La semana pasada os conté por qué decidí ser dermatóloga y cómo me decanté por la dermatología estética, y hoy os quiero contar cómo he ido introduciendo poco a poco sobre mi propia piel los distintos tratamientos de dermatología estética.

Ya sabéis todos los que me conocéis y seguís que, ya no solo las cremas que os recomiendo en los #JuevesDeCremas, sino también los tratamientos estéticos que recomiendo, los recomiendo por propia experiencia, porque me los he realizado a mí misma antes y puedo hablar por propia experiencia de ellos. Así que, os voy a contar desde cuándo me llevo haciendo tratamientos y cuáles me he hecho.

A los 25 años, realizando el MIR de dermatología, empecé a utilizar cremas antiedad potentes. Me daba cuenta de que la función principal de las cremas es preventiva, con lo cual cuanto antes empezase con principios activos más potentes mejor. Eso sí, utilizando texturas ligeras que eran adecuadas a mi piel en aquella época.

Posteriormente empecé a realizarme algún peeling médico en invierno. Al menos, me realizaba uno al año y, desde entonces, mantengo esta sana costumbre para mi piel.

A los 30 años comencé a infiltrarme botox en la zona del entrecejo. Comencé a hacerlo por 2 motivos:

• Al ser de ojos claros arrugaba mucho el ceño continuamente y, a pesar de tener solo 30 años, esa zona la tenía con arruga bastante profunda.
• Además, por aquel entonces, mis pacientes tenían mucho miedo al botox y les relajaba saber que yo me lo ponía. Os cuento que lo mantengo, me lo sigo poniendo cada 5 meses, más menos .

A los 35 empecé a ponerme ácido hialuronico. Comencé a aplicármelo por surco nasogeniano y, como no lo tenía muy marcado, me duró como 5 años. ¡Increíble lo que a veces dura el ácido hialurónico! No siempre es así claro esta, pero como era joven y no lo tenía muy pronunciado tuve esa ventaja.

A los 40 me realicé mi primer tratamiento de láser Co2 en ambos laterales faciales. Suelo realizarme 1 sesión al año en distintas zonas de la cara.

A los 42 a me apliqué ácido hialuronico en la región perilabial, para frenar las arruguas de código de barras y me realizo un mini retoque anual.

A los 43 me realicé mi primera sesión de armonización facial completa con ácido hialuronico, con 8 viales de ácido hialuronico. Mi mantenimiento me toca en verano, creo que esta vez necesitaré poco (1 o 2 viales como mucho).

Comencé a cuidármelo con 41 años: sesión de láser, asociado a vitaminas y PRP.
Al año siguiente, me apliqué ácido hialuronico Volite y este año me he realizado Radiesse diluido.

Muchas pensaréis que estoy loca, que como me he podido realizar tantísimas cosas… Pero creo que la mayoría apreciaréis naturalidad en mi rostro. Esto es, sobre todo, porque cuando prevenimos… las cosas quedan mejor.

Dedicándome a esto no me parece lógico ni normal animar a mis pacientes a realizarse tratamientos que yo no me realizo. No sería lógico, ¿no creéis?
Sabéis que intento ser lo más coherente en mi vida y en mi trabajo. Creo que todo tiene más sentido así.