Los granos o el acné es una enfermedad inflamatoria que afecta a la glándula sebácea y, por ello, se desarrolla principalmente en las áreas de la piel con mayor secreción de sebo: cara, cuello, pecho, espalda y hombros.
No se trata solamente de un problema cosmético, sino de una patología cutánea y, por ello, debería ser tratada siempre por el médico especialista en la piel.
De todos es bien conocido, casos de pacientes que se han puesto en manos no convenientes, han invertido dinero y tiempo en tratamientos nada eficaces. Muchas veces, utilizamos medicamentos (que me recomendó mi vecina), productos (anunciados en la T.V.) o remedios caseros, en lugar de acudir a la vía más rápida y eficaz, el dermatólogo.
No es una patología grave pero si no se atiende adecuadamente puede convertirse en una afección severa, con repercusiones psicológicas en quien la padece, debido a la propia enfermedad y a las cicatrices antiestéticas que muchas veces produce.
Es una enfermedad muy frecuente que se presenta en la mayoría de los adolescentes (acné juvenil) en algún grado: granos en la cara, espinillas… Sin embargo, esta enfermedad no se limita a una edad en concreto, sino que puede aparecer en muchos adultos más allá de los 40 años (acné adulto).